Alrededor del mundo, los vinos con tintes frutales han cobrado gran preferencia. Ya sea para su degustación directa en copa de vino o en la presentación de coctelería, los vinos afrutados son más buscados que nunca, sobre todo en el equinoccio de primavera. Por tal motivo, ahora te contamos cómo está compuesto el vino frutal y todas las características que lo hacen tan delicioso.
¿Cómo se llama el vino que lleva fruta?
Los vinos afrutados se caracterizan por balancear de forma perfecta los sabores de la uva y frutas maduras de la más alta calidad. Esta característica es la que ha creado un debate en la industria por llamarlos vinos frutales en vez de afrutados.
Lo que no está en debate es cómo está compuesto el vino, tanto en aromas como sabores a frutas, pues acostumbran usar melocotón, albaricoque, plátano, grosella, frambuesa, fresa, cereza, ciruela o moras. Por otro lado, se ha catalogado como una bebida joven, por lo que puede ser encontrada en sus versiones tinto, blanco y rosado.
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¿Cómo está compuesto el vino?
En primera instancia, la composición de un vino afrutado implica la presencia de uvas apropiadas y maduras para la mezcla frutal. Por este motivo, hablamos de vinos ligeros, elegantes, de acidez equilibrada y muy fragantes. Todos seducen por su olor y producen en boca una sensación de sedosidad y amplitud.
En segundo lugar, se deben recolectar las frutas necesarias para la mezcla. Este proceso es de lo más detallado posible, pues la calidad de dicha cosecha debe estar al nivel del de la uva. Entre el proceso de selección, destacan los siguientes 3 pasos:
- Recolección: muy importante para cuidar los frutos seleccionados y evitar daños al producto que se utilizará
- Limpieza: a base de agua clorada, se eliminan bacterias superficiales y restos de insecticidas en el exterior del fruto
- Selección: la fruta que pasa este filtro debe tener una etapa de maduración perfecta, libre de golpes o magulladuras
Brindando aromas duraderos
Una vez elegidas las frutas, el proceso de elaboración continúa con la fermentación clásica para los diferentes tipos de vinos: fermentación a temperatura baja de 24 grados para blancos y a 28 para tintos. Justo en este proceso, aparecen las levaduras, elementos necesarios para impulsar los aromas tan característicos.
Es aquí donde surge la intervención de barricas y embotellados específicos para vinos rosados, blancos o tintos. De ello, depende el mantenimiento de los aromas desde el viñedo hasta la mesa de tu hogar. Sin embargo, este ya es un proceso digno de otro blog.
Ahora que conoces una pequeña parte del proceso de elaboración de vinos afrutados, te invitamos a degustar cada copa bajo la mejor consideración. ¿Sabes qué tipo de vino elegir? Aquí te mostramos nuestra mejor recomendación.