Conocer las características del vino implica tomar en cuenta sus características más ignoradas. Y es que todos entendemos que el sabor, aroma y tintes visuales se disfrutan en primera instancia, sin embargo, hay elementos secundarios que son de vital importancia. El día de hoy, te hablaremos de una característica esencial para la conservación y complementación de los sabores básicos: el pH.

El pH dentro de las características del vino

El pH es una unidad de medida presente en nuestras botellas favoritas cuyo propósito es establecer el nivel de acidez o alcalinidad del vino en cuestión. El Potencial de Hidrógeno nos declara que a mayor concentración, mayor acidez, y viceversa. 

La tabla general de pH va del 0 al 14, donde: 1) los primeros 6 eslabones son completamente ácidos, 2) el 7 es un término neutro y 3) del 8 al 14 son alcalinos. Sin embargo, en materia de vinos, el pH promedio de todas las clases de vinos se encuentra entre el 2 y 4, así que si te quieren vender un vino con un rango de 8 a 14, puedes desconfiar un poco de su procedencia.

Clases de vinos y pH

¿Por qué deberíamos interesarnos en el pH de nuestra bebida favorita? Toma nota. Como mencionamos anteriormente, el pH promedio cae en las categorías del 2 al 4. Por ende, una característica del vino es su propiedad ácida. Teniendo este punto como base, podemos observar las siguientes clasificaciones:

• Vino blanco – acidez entre 3 y 3.3
• Vino tinto – acidez entre 3.3 y 3.6

Cuando los vinos cumplen con un pH adecuado, muchas de sus propiedades mejoran, por ejemplo, en los tintos, su capacidad de envejecimiento mejora, los taninos y antocianos se unen con mayor estabilidad y destacan sus colores rojos brillantes. Además, muchas de las sustancias volátiles se mantienen estables, lo que brinda una conservación de aromas excelente.