La kashrut es el conjunto de preceptos y normas del judaísmo que recogen la sensibilidad y la tradición de las personas que practican esta religión respecto al consumo de alimentos. Estas normas pueden llegar a ser realmente estrictas y se refieren, sobre todo, a la exclusión de una serie de alimentos e ingredientes de la dieta. Pero también a toda una serie de directrices que deben seguirse a la hora de producir o preparar alimentos de elaboración más compleja, de manera que estos puedan ser considerados puros bajo las leyes morales del judaísmo. O lo que es lo mismo, que puedan ser considerados como alimentos kosher.
El vino, como alimento que es, no queda fuera de estas consideraciones de la kashrut. Y por eso, podemos encontrar actualmente en el mercado vinos kosher elaborados conforme a los preceptos de la kashrut. ¿Pero qué hace que un vino sea kosher y cómo se compone? Aquí te lo explicamos en detalle.
¿Qué es un vino kosher?
En esencia, un vino kosher no difiere en calidad ni en sus características organolépticas de un vino convencional. La distinción radica en su proceso de elaboración, sujeto a las normativas de la kashrut.
¿Cómo está compuesto el vino kosher?
La producción de vino kosher sigue una serie de requisitos rigurosos:
- Elaboración por personas judías: Desde la recolección de la uva hasta el embotellado, debe ser llevada a cabo por individuos que practiquen la religión judía.
- Supervisión rabínica: Un rabino u otra autoridad religiosa, conocida como posek, supervisa todo el proceso enológico.
- Uso de ingredientes vegetales: Se prohíbe el uso de ingredientes de origen animal, excepto la clara de huevo, siempre y cuando sea supervisada por un rabino.
- Mantenimiento de la pureza: Se exige el uso de botellas nuevas para el envasado y la exclusividad de herramientas y maquinaria para la producción de alimentos kosher.
- Restricciones en la vinificación: Se prohíbe el uso de aditivos artificiales y levaduras añadidas, así como la utilización de cultivos de bacterias o preparaciones enzimáticas.
- Cuidado del viñedo: Solo se pueden utilizar uvas de cepas con al menos cuatro años y se debe respetar el descanso de la vid en su séptimo año, siguiendo la tradición del sabbat.
- Certificación kosher: Solo los vinos que cumplen con todos estos requisitos pueden obtener un sello hechsher, que certifica su kosheridad.
Un vino kosher cumple con estándares específicos que van más allá de su sabor y calidad. Su composición y proceso de elaboración están en línea con los preceptos de la kashrut, garantizando así su aptitud para quienes siguen estas tradiciones religiosas.
Si alguna vez te preguntaste cómo está compuesto el vino kosher, ahora conoces los detalles que hacen de este vino una opción especial para aquellos que siguen las prácticas del judaísmo.